Si dejamos de trabajar repentinamente o si queremos tomarnos unas buenas vacaciones, comprar algo que necesitemos o pasamos por una emergencia de salud, el ahorro es un respaldo económico clave.
Al encontrarnos en cualquiera de las situaciones anteriores, lo primero que hacemos es revisar nuestros fondos, ya sea que los tengamos en alguna cuenta de banco o, lo que no es recomendable, bajo el colchón.
Cultura de ahorro
Normalmente no caemos en cuenta de nuestros gastos diarios y, sin tener un registro claro, muchas veces sentimos que nuestro sueldo se va en nada cada mes.
Se nos complica iniciar un cronograma o plan de ahorro, porque no es muy alentador ver un monto pequeño. Siempre esperamos tener resultados rápidos, pero en este caso, necesitamos de paciencia y diligencia ¡y hasta una pizca de buen humor para esta receta de ahorro!
Conforme vaya pasando el tiempo, ese monto irá subiendo y ver una cantidad más grande en nuestras cuentas siempre nos animará a continuar.
Lo más recomendable es que te organices bien, lleves un control de tus gastos y que evites los innecesarios. Fíjate metas y define plazos para alcanzarlas.
La regla del 10%
Seguro oíste hablar de esta popular norma, y es que se trata de una manera sencilla de ahorrar y llegar a un monto cada vez más alto si lo perseguimos rigurosamente. Y aquí es donde nace la interrogante: ¿todos debemos y podemos ahorrar siempre esa misma cantidad?
El 10% de nuestro sueldo podría parecernos mucho pero una vez que vamos creciendo laboralmente, es posible que nuestros ingresos también aumenten, y ahorrar mes a mes, ese porcentaje parecerá muy poco. Sobre todo porque también nuestras responsabilidades y necesidades irán creciendo y ante alguna urgencia podría ser insuficiente el soporte de ese ahorro.
Así que, conforme ocurran las mejoras laborales, es recomendable ir aumentando el porcentaje de ahorro también. De ese modo, si ocurre alguna urgencia, podremos tener la estabilidad financiera necesaria para afrontarla.
El secreto está en que decidas ahorrar cuanto antes. Mientras más joven empieces, mayor rentabilidad tendrás y estarás mejor preparado. No olvides ir aumentado el porcentaje de ahorro cada cierto tiempo.
Recuerda que ese 10% de tu salario o ingresos, mes a mes, podría representar tu seguridad financiera.